viernes, 6 de diciembre de 2013

La Evaluación

La evaluación es una actividad sistemática integrada en el proceso educativo, la finalidad de la cual es la mejora del alumno en todos los aspectos de su personalidad” (Fernández Pérez)

La evaluación puede ser observada desde dos puntos de vista totalmente opuestos: perspectiva de selección o perspectiva de orientación pedagógica.

En el primer caso, el objetivo se ciñe en clasificar a los alumnos según si siguen los conocimientos impartidos, es decir, si “saben” o “ no saben”. Esta distribución se logra mediante una calificación que mide el grado de inteligencia, nota que va del 0 al 10. Según la función propedéutica y selectiva, los alumnos que obtiene más de un “5” están capacitados para acceder a la universidad, mientras que los alumnos que no alcanzan esta nota no llegan a las pruebas de selectividad.
Este aspecto me resulta realmente deprimente, puesto que la nota adquirida en un examen será el medio fundamental para que el alumno realice el esfuerzo necesario de cara a los siguientes, de cara a la autoregulación, de cara a la comprensión de nuevos aprendizajes.

La perspectiva de orientación en un proceso que ayuda a regular la labor del alumno y del maestro. Tiene una función orientadora y reguladora, destinada a reflexionar y actuar sobre la propia evaluación. Las competencias quieren ser evaluadas desde esta perspectiva.

Para la evaluación de los alumnos podemos diferenciar los siguientes tipos:

- Según el momento y finalidad

. Evaluación inicial o predictiva → se realiza al principio del curso. Llamada también de diagnóstico, puesto que la finalidad consiste en determinar los conocimientos previos del alumno.
Desde mi experiencia personal, nunca conocíamos los resultados de las pruebas iniciales, jamás sabíamos que en qué habíamos fallado, de tal manera que no podíamos regularnos ni aprender de nuestros errores.
. Evaluación procesual → tiene lugar durante el proceso de enseñanza-aprendizaje. Llamada formativa, ya que nos permite saber como va el proceso de construcción de conocimientos de manera que podemos reorientar al alumno.
. Evaluación final → como su nombre indica, sucede al final del proceso. Llamada sumativa, puesto que podemos saber lo que el alumno ha adquirido en su totalidad al final del proceso o hasta qué punto ha alcanzado los objetivos propuestos a principio de curso. No solo es importante para el profesor, también ayuda al alumno a saber lo que ha aprendido.

- Según el ámbito de extensión

. Evaluación parcial → estudio de determinados elementos o dimensiones de la totalidad.
. Evaluación global → se dirige a determinar aspectos clave de un conjunto.

- Según el criterio de comparación

. Evaluación criterial → se comparan resultados de un proceso educativo con unos propósitos anteriormente fijados.
. Evaluación normativa → el punto de referencia de comparación es el nivel general de un grupo que actúa como patrón respecto de otro.
. Evaluación inclusiva → integra la noción de ajuste de ayuda pedagógica a la diversidad de capacidades, intereses y motivaciones del alumnado.

- Según el grado de relación con el evaluador

. Evaluación externa → los evaluadores no han participado en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
. Evaluación interna → la realizan participantes del proceso que se evalúa: heteroevaluación (el profesor evalúa al alumno), autoevaluación ( la persona que evalúa es la misma que la que aprende) y coevaluación ( evaluación entre iguales, entre alumnos).

La evaluación tiene tres etapas fundamentales: recogida de información; análisis y reflexión de la información (análisis compartido) y la toma de decisiones (actuación posterior). En la planificación de la evaluación es necesario tener en cuenta esta tres fases.

Las características principales de la evaluación son la de un enfoque globalizador, es decir, que contenga tanto contenidos curriculares como educativos; ha de ser contínua ( superación de etapa inicial, procesual y final); mide los progresos de cada alumno en función de su punto inicial y no desde unos objetivos fijados; el alumno debe alcanzar el éxito a partir de su esfuerzo; tiene una función orientadora; se trata de un análisis compartido y , sobretodo, recordar que la evaluación no es sancionadora, sino orientadora.

Los objetivos de la evaluación pueden ser múltiples, aunque yo diría que el principal es el de plantear unas situaciones complejas (lo más parecido a la realidad) y, una vez finalizado el proceso de actuación, que el alumno sea capaz de reconocer sus errores para que puedan aprender mejores estrategias de aprendizaje. La evaluación ha de servir al alumno para estimularlo, para orientarlo, para que aprendan a regularse ellos mismos. Para ello, el planteamiento de preguntas o hipótesis sobre qué he hecho, qué he aprendido, qué errores he cometido, cómo puedo resolverlos son clave para una buena autoevaluación. La coevaluación es también muy imporante y, de hecho, para Neus Sanmartí, es imprescindible para realizar una autoevaluación, puesto que saber qué errores han cometido nuestros compañeros nos hará más fácil descubrir los propios.

Para mí, es más importante dedicar más tiempo a la evaluación-regulación de resultados que a la realización, así podemos ver qué dificultades o errores hemos cometido. Desarrollar la capacidad de autoregularse comporta:
    1) Identificar los objetivos de la actividad. Reflexionar sobre los objetivos.
    2) Anticipar y planificar la acción para realizar la actividad. Dedicar más tiempo a la planificación mediante esquemas, mapas conceptuales, bosquejos, diarios de clase, etc.
    3) Compartir los criterios de evaluación. 
La evaluación es clave para la obtención de la autonomía. Ésta se consigue promoviendo la implicación de la persona que aprende en su proceso de aprendizaje. Es, también, una de las bases de las competencias: ser autónomo para poder responder de manera adecuada y eficiente en futuras situaciones y contextos de la vida cotidiana.

La evaluación que se consigue con la escuela constructivista es la evaluación por competencias.
Ésta trata de reconocer la capacidad que un alumno/a ha adquirido para dar respuesta a situaciones reales. El objetivo es que el alumno mejore el dominio de una competencia determinada: conocer cuál es su dificultad, disponer del conocimiento sobre los distintos esquemas de actuación y saber seleccionarlos adecuadamente. Ha de existir funcionalidad y sentido a los contenidos y actividades de evaluación. Como aspecto importante de las competencias, sus contenidos son evaluados:
. Conceptuales → permite saber si los alumnos son capaces de relacionar y utilizar conceptos para resolver problemas.
. Procedimentales → buscar fórmulas relacionadas con su uso en actividades que permitan comprobar la funcionalidad que tienen para los alumnos.
. Actitudinales → la única forma de evaluar es situar al alumno frente a una situación conflictiva sabiendo que no está siendo observado.


                        Autora: Claudia Lete Mayans

La finalidad de la evaluación como medio para regular los aprendizajes puede ser formativa o formadora. En la primera, el que enseña reconoce las dificultades que tiene el alumno y decide las estrategias adecuadas para superarlas. En la finalidad formadora es el alumno quien aprende a regularse, es decir, reconocer sus errores. Implica la autoevaluación y la coevaluación. Cataluña ha demostrado que los mejores resultados se obtiene en centros que siguen esta finalidad.

Para finalizar, quiero decir que la comprensión de la evaluación me ha hecho reflexionar sobre su importancia, ya que considero clave este punto. Pienso que hay que conocer individualmente a las particularidades y así poderles orientar con estrategias para un mejor aprendizaje. Lo que quiero conseguir en mis clases es que antes de que mis alumnos realicen una actividad, conozcan los objetivos de dicha tarea, para qué sirve, con qué finalidad la trabajamos y , de esta manera, conseguir una evaluación entre alumno y maestro. Importante que el alumno sepa autoevaluarse, qué ha aprendido, qué debe mejorar, orientado a una finalidad formadora.